Alejandro Korn | El pasado 29 de diciembre, la policía de Alejandro Korn desarticuló una “empresa” que comercializaba bebidas alcohólicas con la modalidad de delivery, es decir que recibía los pedidos y los llevaba al domicilio pactado en cualquier momento del día. Muchos pensarán que esa actividad es lícita, pero no. Quien llevaba adelante este emprendimiento estaba violando varias normativas vigentes.
Más allá del nombre del “empresario”, quien fue demorado y su mercadería con alcohol, incautada, tenemos que tomar conciencia de que está bien y mal. De qué es lo que se puede hacer y qué no. Y este mamarracho, que salió a amenazar por las redes en demandar a quienes publiquen este hecho policial, debería hacer un “mea culpa” y pedir disculpas a la sociedad.
Solamente podrán comercializar bebidas alcohólicas quienes se encuentren inscriptos en el Registro Provincial para la Comercialización de Bebidas Alcohólicas (ReBA). No podrán venderlas aquellos comercios destinados a los rubros denominados kioscos, polirrubros, estaciones de servicios y sus anexos, como así tampoco vendedores ambulantes.
También es bueno saber que quienes obtengan el permiso, solamente podrán vender las bebidas alcohólicas dentro de la franja horaria que va entre las 10 y las 21 horas, salvo en los comercios como bares, restaurantes y pubs (o cualquiera donde la bebida se consuma en su interior), que lo podrán hacer entre las 10 y las 4.30 del día siguiente. También rige la prohibición de vender bebidas alcohólicas a los menores de 18 años.
Además, la Ley 13.178 prohíbe la comercialización de estas bebidas en el transcurso de un evento de convocatoria masiva, como un recital, encuentro deportivo y cualquier otro espectáculo público donde asista elevada cantidad de personas. Tampoco se lo podrá hacer en un radio de 200 metros de donde se desarrolle el evento, una hora antes del comienzo y una hora después de su finalización. Esto incluye a quienes se hallen registrados en ReBA.
Y, como una cosa conduce siempre a otra, también es bueno recordarles a los organizadores de los encuentros que -en Navidad y Año Nuevo- se realizan en las instalaciones del Club Deportivo San Vicente (calle Lavalle), que todo lo que hacen está prohibido por la ley, cosa que también tendrían que saber las autoridades municipales, sobre todo las de Protección Ciudadana y Comercio.
En esos eventos, que comienzan los 25 de diciembre y 1 de enero luego de las 2, asiste gran cantidad de jóvenes, muchos de ellos menores de edad. Esta actividad, que se lleva a cabo al aire libre, con poca cantidad de baños y escasa seguridad, debe contar con el permiso de los Bomberos de la Policía Bonaerense, institución que no brinda ningún permiso a fiestas con estas características.
A todo esto le tenemos que sumar el ingreso de menores, la venta indiscriminada de alcohol, la falta de medidas de seguridad, entre otras cosas.
En el comienzo de la presente gestión, se clausuró una fiesta electrónica en la zona de la Curva La Estelita por no cumplir con lo establecido por la ley. ¿Por qué, entonces, no se mide con la misma vara a las fiestas que se realizan en el Polideportivo del “Depo”?
Lamentablemente, todos los años tenemos que redactar este tipo de notas, del mismo tenor, siempre esperando que las autoridades encargadas de controlar, lo hagan, haciendo cumplir -a rajatabla- las normativas vigentes. Pero no lo hacen. ¿Qué esperamos? ¿Qué se produzca otro hecho como en 2010, cuando Diana Pereyra era asesinada de un disparo por un menor a la salida de un boliche bailable?
Y los padres de esos menores que concurran a esas fiestas, no pongan más la excusa: “es el único lugar que tienen los nenes para divertirse”. Si divertirse es ir a tomar alcohol –o quien sabe qué otra cosa- a un lugar sin control, los valores que tienen y que inculcan son muy pobres.