Guernica | En el Gobierno Nacional hay pleno convencimiento de que, las 300 mil dosis de las vacuna Sputnik V que llegaron al país la semana pasada, no hubieran sido posibles sin la decisión política del presidente ruso Vladimir Putin. «Está jugando a fondo», explicaron los más allegados colaboradores de Alberto Fernández.
Con esa certeza y con las gestiones avanzadas en Moscú de la secretaria de Acceso a la Salud Carla Vizzotti y de la asesora presidencial Cecilia Nicolini, el jefe de Estado argentino quiso retribuir el gesto político de su par ruso con un regalo muy representativo de la Argentina.
A la distancia, Nicolini aportó el dato que Putin es un fanático de los caballos. Como en la Casa Rosada afirman que no hay nadie que sepa más sobre los equinos que el secretario de Comunicación y Prensa, Juan Pablo Biondi, el funcionario se puso a cargo del operativo para agasajar al mandatario ruso.
Biondi, uno de los pocos colaboradores que sigue al residente a donde quiera que vaya, se comunicó con el Centro Tradicionalista La Victoria de Ezeiza. El titular de la organización, Claudio Díaz, donó entonces al Estado un recado y una cabezada de lujo para que sea regalada a Putin.
Se trata de una variante actualizada del denominado Basto 900, o Basto Porteño, recado que surgió a mediados del siglo 19 y que se utilizó hasta principios del siglo 20. En particular, el regalo que recibirá Putin -el cual viajó en el avión de Aerolíneas Argentinas que trajo las vacunas y ya fue entregado a la cancillería rusa- es un recado de alianza, con un freno de hierro, compuesto por copas y pontezuelas en plata de 9.25 con monograma de dos corazones entrelazados.
El recado que perteneció a Rincón, fue una obra compartida por el platero Carlos papasidero, el soguero Santiago Biondi y el talabartero Alberto Vomero.
Este recado perteneció al paisano don Emilio Orlando Rincón un conocido tradicionalista y vecinos de la ciudad de Guernica; la platería, el rebenque y los estribos son obra del platero y orfebre Carlos Papasidero, de Lanús. Las sogas, en tanto, fueron fabricadas por el soguero Santiago Biondi, oriundo de Rauch, que -tal como aclararon en Casa de Gobierno- no es familiar del actual secretario de Comunicación. Los bastos y las caronas, en tanto, fueron ideados por Alberto Vomero, uno de los máximos exponentes de la talabartería en el país.
“Milo” Rincón era vecino del barrio Santa Rosa de Lima, también conocido como El Triángulo. Fue uno de los fundadores de la Agrupación Tradicionalista “Con Alma de Criollo”, el primer centro tradicionalista del recién conformado distrito de Presidente Perón, en 1995. Rincón era un hombre muy campero y apegado a las costumbres criollas, quien vivía con su reparto de leche.
Por esas cosas de la vida, este recado –considerado el más lujoso del distrito- pasó a pertenecer a la talabartería El Rancho, perteneciente a Claudio Díaz y Norma Gallardo, de la localidad de Unión Ferroviaria de Ezeiza.