El preservativo es el método más efectivo para prevenir enfermedades de transmisión sexual, como el Virus de Inmunodeficiencia Humana (HIV)-Sida, la gonorrea, la clamidia y la tricomoniasis, por sólo mencionar las más comunes.
La gonorrea o blenorragia es una infección bacteriana que provoca dolores en los testículos; mientras que en las mujeres el malestar se manifiesta en la zona inferir del vientre. En caso de no ser tratada, puede causar infertilidad.
Por otro lado, la clamidia es una afección en la cual muchas veces el paciente no experimenta los síntomas, por lo que puede infectar a otras personas mediante el contacto sexual sin saber de su padecimiento. Esta infección incluye dolor genital y secreciones en la vagina o el pene.
La tricomoniasis, en tanto, es causada por un parásito que provoca secreciones vaginales fétidas, picazón en los genitales y micción dolorosa en las mujeres. En general, los hombres no presentan síntomas.
El correcto uso del preservativo es la única barrera que impide el contagio de estas enfermedades. A la hora de utilizarlo, es conveniente revisar la fecha de vencimiento; usarlo desde el comienzo de la relación sexual; y abrir el sobre con cuidado para que no se rompa y evitar hacerlo con elementos cortantes o con los dientes.
La persona debe apretar la punta del preservativo para sacar el aire antes de colocarlo, ya que en caso contrario, puede romperse durante la relación. Luego de la eyaculación, retirarlo con cuidado de no derramar semen y con el pene todavía erecto. Los preservativos se utilizan una sola vez y es necesario tirarlo a la basura, no al inodoro.
También es importante no usar vaselina, aceite o crema de manos porque puede dañar el preservativo y usar lubricantes “al agua”, disponibles en hospitales, centros de salud y farmacias.
A través de estas recomendaciones, las personas podrán disfrutar de sus relaciones sexuales de manera segura. Es necesario que todos seamos responsables y tengamos en cuenta estos cuidados para resguardar la salud de la población.