San Vicente | Quienes han sufrido la pérdida de la vida de un niño o niña solamente saben lo que es el dolor más profundo, ese que nos abate y que nos hace bajar los brazos. No hay nada más antinatural que el fallecimiento de un hijo, de un sobrino o de un nieto.
Hoy, San Vicente está de luto por la muerte de la pequeña Dalma López, una niña de 7 años que venía luchando junto a su familia contra la fibrosis quística, una enfermedad que cambia las secreciones de ciertas glándulas en el cuerpo, y que aún no tiene cura.
Dalmita también había contraído coronavirus durante sus continuos tratamientos. Estaba internada hace más de un mes en el hospital Garrahan de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Había vencido a esta enfermedad, pero sus órganos no aguantaron.
Estos son momentos en los que dejamos de creer. En todo. En dioses, en la vida, pero por sobre todo en esas personas que mueven los hilos del mundo, y que prefieren gasta cifras incalculables de dinero en guerras y odio, antes que en encontrar la cura de las enfermedades.
Dalma fue una guerrera, que con solamente 7 años le dio lucha a su enfermedad. A su lado estuvieron siempre sus padres, sus hermanos y toda una movida solidaria de muchos vecinos, encabezada por la ex concejal Adriana Boccalandro y sus “Mamis en acción”.
Al igual que Ariadna Pereyra, la joven sanvicentina que luchó contra la leucemia, Dalma debería quedar en el recuerdo de todos los sanvicentinos. Una plaza, una calle o un sector de nuestro hospital deberían llevar sus nombres, como ejemplo de valor y perseverancia ante la adversidad.
Que descanses en paz, angelito.