Entre las enfermedades que pueden contraerse por transmisión sexual (ETS) se encuentra la sífilis, causada por la bacteria treponema pallidum, que causa una infección al penetrar en la piel o en las membranas mucosas rotas.
El primer síntoma es una herida que no sangra ni duele, pero que surge después del contacto directo con la herida de una persona infectada. Estas llagas pueden aparecer en los genitales, el recto o la boca.
El sarpullido en las palmas de las manos y pies se visibiliza en un segundo período. Esta enfermedad requiere diagnóstico médico, ya que el resto de los síntomas se presentan en la última etapa, que puede ocurrir en años posteriores.
Esta instancia final puede provocar daños cerebrales, alteración nerviosa, en los ojos o el corazón. También pueden aparecer verrugas en los genitales, flujo vaginal, llagas o úlceras indoloras, erupciones o úlceras en la piel. Además, el paciente puede padecer dolor de garganta, fatiga, ganglios linfáticos inflamados, picazón y pérdida de peso.
Otra de las formas de manifestarse es la sífilis congénita, la cual se transmite de la madre al niño durante el desarrollo fetal o al nacer. Casi la mitad de los niños infectados con sífilis muere poco antes o después del nacimiento.
La Argentina registró un aumento de los casos de esta enfermedad en los últimos años, según los últimos datos del Boletín Epidemiológico del Ministerio de Salud. En ese sentido, los profesionales alertaron que el aumento se debe a la falta de cuidado en las relaciones sexuales por la disminución del uso de preservativos.