San Vicente .: La Comisión de Vecinos del barrio Santa Inés protestó en las puertas de la empresa AVICOMAR, la cual responsabilizan de la proliferación de moscas y olores nauseabundos en la zona. Aseguraron que a pesar de las sanciones, el criadero de pollos continúa “como si nada”. Desde el Municipio esperan que el Juzgado de Faltas tome una decisión sobre el cierre o permanencia de la empresa.
Son las 9.30. Gonzalo Sanz señaló un florero que tiene sobre la mesa, que comienza ya a tener algunas moscas. “Se pegan a la puerta y cuando uno abre, entran. Tenemos mosquiteros y donde no tenemos no abrimos pero entran igual. Eso no es nada. Al mediodía y a la tarde es terrible”, relató a Al Sur el vecino del barrio Santa Inés.
El hombre es parte de la comisión de vecinos que se formó hace unos años para reclamar por la gran proliferación de moscas y roedores provocada por el criadero de pollos. A esta problemática se suman los olores nauseabundos y la contaminación, que pone en riesgo el bienestar de la población, explicó.
Ante la falta de medidas por parte del Municipio y el Ministerio de Agroindustria bonaerense, los vecinos realizaron el pasado sábado una protesta con quema de cubiertas en la entrada de AVICOMAR. Hubo presencia policial y municipal, entre quienes estaba el concejal oficialista Leandro Ameri.
Gonzalo afirmó que la dueña del criadero, María Milagros Torre, tampoco los atiende ni le interesa dialogar. “Más de un vecino no está muy de acuerdo con nuestra decisión de ir a protestar, pero estamos hartos de hablar bien y que no nos den solución”, criticó.
En diálogo con Al Sur, Ameri aseguró que volvió a ponerse a disposición de los vecinos y que les comentó que está siguiendo de cerca el tema. Informó que hace un mes y medio, estuvieron en la empresa con los vecinos y firmaron un acta. Luego, la Provincia realizó su primera inspección, en la cual encontraron “irregularidades” en el manejo del guano y la higiene, por lo que le clausuraron una de las naves.
Los inspectores provinciales comprobaron unas semanas después que la nave no estaba cerrada y que la empresa había apelado la decisión. Ameri consideró que “no hay voluntad” de AVICOMAR para “ajustarse a las reglas básicas de mantenimiento ni de convivencia con los vecinos”.
“El Municipio está haciendo un seguimiento exhaustivo porque la orden del intendente Mauricio Gómez es que se priorice la salud de los vecinos. El año pasado, AVICOMAR habló con Gómez y se mantuvo un año sin moscas. Este año no lo pudo hacer y si es así, la Justicia deberá avanzar con lo que considere necesario. El Juez de Faltas tiene todas las herramientas para actuar”, indicó el edil.
Moscas con lluvia, viento, sol y humedad
Desde hace dos años que Gonzalo vive en el barrio sanvicentino Santa Inés. Ese tiempo fue “terrible” para su familia porque no sabían que existía el criadero ni la gran cantidad de moscas que les impiden llevar una vida digna.
A partir de la difusión del problema en canales de televisión a nivel nacional durante el año pasado, las autoridades accionaron y bajó considerablemente la cantidad de moscas. Sin embargo, todo volvió a la normalidad. Esa normalidad que tanto asco le provoca, expresó el vecino.
Hace algunos años atrás, la preocupación de los residentes era por el verano. En la actualidad, las moscas invaden sus hogares a pesar del frío, la lluvia, el viento o la humedad. Para erradicarlas, gastan muchísimo dinero en venenos pero no es suficiente.
Más allá de la incomodidad de no poder comer al aire libre, el impedimento de niños y niñas para salir a jugar, tener mascotas y realizar las tareas cotidianas con normalidad, estos insectos son transmisores de enfermedades a través de sus desechos o al posarse en la comida.
La Comisión de Vecinos manifestó a Al Sur que están “cansados” de hablar con el Municipio y con la Provincia porque si bien aplicaron multas, el criadero las paga y siguen “como si nada”. También denunciaron que existe una “complicidad” entre el Gobierno local con AVICOMAR, ya que el director de Zoonosis municipal, Pablo Barranus, “es socio” de la dueña de la empresa.
Además de los olores nauseabundos, las ratas y las moscas, existe un gran temor por la contaminación que puede estar generando la empresa. “Necesitamos que esto lo solucione la Provincia sino siempre estamos en la misma situación porque AVICOMAR no hace lo que tiene que hacer, que es colocar un líquido en los bebederos de las gallinas para matar la larva que luego se convierte en mosca”, explicaron.
Vecinos de barrios adyacentes a Santa Inés también comenzaron a sufrir la presencia de estos molestos insectos. Habitantes de sectores de El Fortín, San Martín y Parque Ibañez comenzaron a quejarse a través de las redes sociales sobre este fenómeno solucionable.
Falta de control
Estamos ante la presencia de un Municipio permisivo, que no controla. Y no porque no tiene los medios para hacerlo, sino que no tiene la intención de controlar nada.
Los motociclistas tienen vía libre para circular sin cascos ni papeles o seguros y –algunos- con motos robadas, sin que las autoridades hagan algo.
Los camiones continúan rompiendo los escasos asfaltos que existen porque el Municipio cree que poniendo carteles para prohibir el tránsito pesado, solucionan el problema. Ponen un cartel y continúan durmiendo la siesta.
¿Qué hace Bromatología con las decenas de puestos de tortillas, jugos, choripanes y otros emprendimientos gastronómicos que funcionan en forma clandestina y a la vista de todos? Por un lado, dictan cursos de manipulación de alimentos; y por el otro, avalan que se elaboren alimentos al aire libre o en lugares poco higiénicos.
Pasa lo mismo con las remiserias, las cuales convierten el espacio público en talleres y lavaderos de autos a cielo abierto; los vecinos que llenan de mugre, ramas, pasto o lo que se les ocurra en las veredas y las calles; quienes arrojan aguas servidas a la vía pública; los camiones y camionetas que violan todo tipo de ordenanzas al vender mercadería que no pasa por Bromatología y con estridentes equipos de audio a cualquier hora del día.
Y la lista es interminable. No controlan nada. Hacen la plancha.
Y en el caso de AVICOMAR, hacen lo mismo. Dicen que no pueden actuar, tiran la pelota al Juzgado de Faltas, dilatan las medidas y la gente se cansa. Clausuraron un country porque no cumplía con las normas ecológicas, ¿por qué no pueden hacer lo mismo con un criadero? Algo huele mal.