San Vicente .: Montones de basura están acumulándose en distintos puntos del distrito debido a la deficiencia del sistema de recolección de basura y la falta de educación que manifiesta gran parte de la población. Cooperativistas sociales y proteccionistas ambientales trabajan en la limpieza y concientización, que parece no alcanzar. “No damos abasto porque hay muchísima mugre en las calles”, afirmó el dirigente del Movimiento Popular La Dignidad, Jorge Bonifacio.
En las últimas semanas, los residuos y bolsas de basura pasaron a ser parte del paisaje sanvicentino. Si bien es responsabilidad del Municipio brindar un servicio de recolección eficiente, los sanvicentinos se caracterizaron por tirar elementos en desuso, bolsas, plásticos, botellas y papeles donde les parece, lo que provoca malos olores, proliferación de roedores y contaminación.
La Dignidad cuenta con 20 cuadrillas de trabajo en los barrios Villa Coll, La Pradera I y II, Los Naranjos, El Matadero, La Esperanza, La Laurita, así como en Domselaar y San Vicente. El problema que hoy preocupa al movimiento social es que no llegan a cumplir con la limpieza, debido a la falta de herramientas y articulación con el Municipio, explicó Bonifacio.
Los cooperativistas sólo puede solventar el gasto de escobillas, guantes económicos y algunas palas, las cuales son compradas con la plata recaudada cada mes. La Comuna sólo colabora con las bolsas plásticas, que “no alcanzan para la cantidad de basura que hay en las calles”, afirmó.
Entre las herramientas faltantes, Bonifacio enumeró rastrillos de hierro, carretillas, guantes y palas para poder cubrir “los 300 trabajadores”.
“No damos abasto porque hay muchísima mugre en las calles. Creo que los vecinos tiran basura en las esquinas porque saben que hay una cooperativa que está limpiando. La verdad que cansa recolectar la misma mugre todos los días”, criticó el referente de La Dignidad y sumó: “Espero que la gente se dé cuenta y no tire basura en cualquier lado, ya que Municipio está ausente en los barrios y sólo manda el camión recolector tres días a la semana”.
Otro de los movimientos que está preocupado en la problemática de la basura en el distrito son los Vecinos Autoconvocados en Defensa de La Laguna (VADL), que organizaron el pasado domingo una jornada de limpieza en el espejo de agua, donde también colocaron carteles para evitar el arrojo de residuos y concientizar sobre el medio ambiente.
“El problema de la basura es terrible en todo el distrito. Con estas actividades, intentamos hacer un trabajo de base para generar conciencia a través del ejemplo. Se sumó mucha gente que fue a pasar la tarde a la laguna, así como muchos niños y niñas que estaban allí. Estuvo muy bueno”, consideraron desde la organización.
Adelantaron que están evaluando realizar jornadas de reciclaje en la Plaza Mariano Moreno durante el primer sábado de cada mes a partir de marzo. La propuesta es crear un núcleo de reciclaje con fabricación de ecoladrillos o la muestra del proceso de compostaje.
Falta de control
La desidia de muchos vecinos, que en vez de colocar un canasto en el frente de sus casas (como lo establece una ordenanza) tiran la basura domiciliaria en cualquier esquina de su barrio, ha alimentado la proliferación de microbasurales, en donde se arroja de todo: ramas, pasto, electrodomésticos en desuso y hasta escombros.
Para que una comuna funcione dentro de las normativas vigentes tiene que haber un compromiso de los vecinos, y un estricto control por parte de las autoridades municipales que, lamentablemente, no existe.
El sistema electoral argentino establece elecciones cada dos años, por lo que los funcionarios están más compenetrados en quedar bien con Dios y con el Diablo que en hacer cumplir las normativas. Una multa más es un voto menos.