La encriptofilia es la atracción que sienten algunas personas, especialmente las mujeres, por mantener un romance con sujetos de carácter violento y agresivo, como asesinos y golpeadores.
Esto nos invita a cuestionarnos: ¿qué lleva a una mujer a enamorarse de un criminal? ¿Por qué una mujer elige como pareja a un preso o un condenado a prisión?
El sexo es una de las preocupaciones básicas de nuestra vida, en la cual la clave es el amor y la felicidad. La sociedad tiende a clasificar las prácticas y las tendencias sexuales como “normales” o “desviadas”, en función de los criterios sexuales que van cambiando con el tiempo.
Las parafilias, término que sustituyo al de perversiones sexuales, se utilizan para referirse a unas pautas recurrentes de conducta y rituales para obtener la satisfacción sexual completa.
Cuando la sexualidad se alcanza a partir de la desviación de los modos habituales de contacto, la relación se torna rígida y el deseo sexual se dirige hacia objetos inanimados, animales, fetiches o sujetos psicopáticos, quienes mediante el engaño y la manipulación, puede captar el interés de otra persona también patológica.
En el caso en que la atracción sentimental y sexual se dirige hacia un asesino o un delincuente, la esfera afectiva se caracteriza por una forma de desviación en la forma de amar, que se relaciona con una fantasía sustentada en el poder maternal de proteger y fortalecer a la persona privada de la libertad.
Podemos mencionar como un caso emblemático de esta forma de elección de objeto de amor al asesino Ricardo Barreda, quien tras haber sido condenado por masacrar a toda su familia, una mujer lo eligió como pareja y posteriormente se fue a convivir con él.