Una ficción televisiva aborda la temática de la identidad de género a través de una adolescente que decide hacer un cambio trascendental en su vida. Luego de un profundo padecimiento interno, el personaje se permite hablar con sus padres en relación a cómo se siente para manifestar que quiere utilizar un nombre de varón.
A fin de atender esta decisión de su hija, los padres consultan a una psicóloga, con quien podrán compartir esta experiencia, tramitar y procesar este cambio, en el cual toda la familia está inmersa.
En el país, la Ley de Identidad de Género (Ley 26.743) se sancionó el 9 de mayo de 2012 y se promulgó el 23 de mayo de ese mismo año. En su primer artículo, establece que toda persona tiene derecho al reconocimiento de su identidad de género, entendida como “la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento”.
Por otro lado, esta normativa garantiza el libre desarrollo de su persona conforme a su identidad de género, por lo que debe ser tratada de acuerdo a ésta y ser identificada en los instrumentos que acrediten su identidad, como el Documento Único de Identidad (DNI).
La identidad de género es resultado final de un largo proceso interno e individual sobre quién es la persona, cómo se siente y su elección al respecto. El entorno y la familia deben acompañar esta decisión y acudir a un profesional, en caso de necesitar apoyo. Al igual que el Estado garantiza sus derechos, la sociedad debe desprenderse de las prácticas discriminatorias e incluir a aquellos que deciden realizar este cambio que marcará sus vidas.