Los Millennials son la franja etaria que nació a fines del siglo XX. Esta generación comprende los años posteriores a 1980 hasta su adultez alrededor del 2000. Se caracterizan por estar atravesados por la informática, la tecnología y las redes sociales, como Facebook, Instagram y Twitter, así como la viralización de noticias y la visibilización constante del otro.
¿Qué hace el otro? ¿Qué compra? ¿Qué come? ¿Con quién sale? ¿De qué trabaja? Son algunas de cuestiones que atienden a diario los Millennials a través de las publicaciones en sus redes sociales. Lo cierto es que la exposición de la privacidad y la permanencia constante online tienden a tornarse como una falta de respeto tanto hacia sí mismo como hacia el entorno.
Este exceso de estar conectados, ¿genera consecuencias? Sí, ya que al estar tanto tiempo en línea con sus celulares, su tablet o PC, los usuarios descuidan el contacto directo y la comunicación persona a persona desaparece. Sólo reproducen relaciones virtuales, efímeras, en las cuales lo personal no llega a concretarse casi nunca.
Las redes sociales permiten desdibujar la realidad, los sujetos se muestran cordiales, felices y llevan adelante muy lindas vidas, pero la falta de sinceridad y la mentira es su moneda de cambio. El vínculo entre los participantes no es ni sólido, ni comprometido. La inmediatez derivada de la utilización de la tecnología tiende a generar la idealización del otro.
Ante este conflicto, debemos pedir ayuda y no pensar que se puede arreglar con el tiempo o negarnos el problema. Lo ideal será pedir la solidaridad a nuestro entorno más cercano (padres, hermanos, familia, incluso a mis amigos) pero, si aun así, nos sentimos avergonzados o angustiados, podemos recurrir a un profesional, que encontrará la mejor solución.