¿Cómo comunicarnos? ¿Cómo decir de un modo preciso lo que queremos transmitir? Si la comunicación no es oportuna, con sentido y transparencia, pueden aguarse las posibilidades de expresarnos adecuadamente y pueden generarse malentendidos, emergencias que postergarán el objetivo de alcanzar un diálogo bueno y fluido.
Las emociones son siempre las mismas: amor, odio, envidia, celos y confusión. Todas las palabras hablan de esas emociones y los estados de ánimo. Muchas veces decimos y transmitimos frases que generan revuelos y críticas por obsesivas y denigrantes pero pueden diluirse rápidamente cuando se transparentan y se resignifican.
Al igual que las imágenes, las palabras son portadoras de sentido. Confirman algo que creemos ver como perfecto y apropiado, pero si el tono y el modo aparecen como fuera de lugar, eso se desvanece.
Cada palabra, si es pertinente, acerada y precisa, será muy eficaz si al mismo tiempo está dotada de un carácter reflexivo y prudente. Esto posibilita el encuentro, naufraga la incertidumbre, así como la angustia del reclamo y del reproche. El encuentro del diálogo justifica las turbulencias del trayecto y es la fuente de un maduro sostén.
El profesional debe utilizar el diálogo como herramienta para generar el encuentro con el paciente. Si la comunicación es el problema, sabrá como conducirlo para que pueda relacionarse de la mejor manera a través del decir.