La problemática de las sequías e inundaciones en la cuenca del río Samborombón, de la que San Vicente forma parte, no es algo nuevo. Ya en 1886, el gran naturalista Florentino Ameghino publicó un libro titulado «Secas e Inundaciones en la provincia de Buenos Aires» donde exponía sus opiniones al respecto.
Cada vez que surge un desastre climático, habría que repasar retrospectivamente, desde el sector público, los distintos enfoques para resolver estos problemas, ahora agravados por el calentamiento global ocasionado por el accionar humano.
Días atrás, graves inundaciones se produjeron en la ciudad de Buenos Aires y en la provincia, pero si indagamos en la historia, existen registros oficiales de inundaciones en Buenos Aires desde 1873 a nuestros días; las más graves fueron en 1980, 1985, 1991, 1993, 2001 y 2002. En 1980 se anegaron 37 municipios, bonaerenses y el agua cubrió cuatro millones de hectáreas.

La escasa pendiente de la planicie pampeana y su baja altitud, son características que impiden el rápido escurrimiento de las lluvias hacia los ríos o el mar. Desde el estado provincial se buscaron soluciones, desde las dramáticas inundaciones de 1880 donde se inicia la preocupación oficial y las primeras obras.
En esa etapa inicial primó el criterio de dar un desagüe ilimitado a las aguas sobrantes, mediante un gran sistema de canales en las zonas inundables, a pesar de las objeciones impuestas por Florentino Ameghino que en 1886 sentenció «…que las sequías e inundaciones constituyen un mismo problema y que los canales de desagüe deben complementarse con otras obras que resulten eficaces y que estas deben ser de retención y no de drenaje absoluto para evitar el aumento de las sequías…».
Ameghino también destacó el papel de las grandes arboledas en el mejoramiento de las condiciones ambientales y la necesidad de construir estanques artificiales en zonas bajas, profundizando los bañados temporarios para retener caudales.
A pesar de las advertencias de Ameghino, se impuso un costoso plan de sistemas de canales maestros impulsado por el ingeniero escandinavo Carl Nyströmer, cuyo fracaso para resolver las inundaciones generales se verificó el mismo año de su inauguración, es decir en 1913. Esta fue la última gran obra hidráulica de envergadura que se encaró en la provincia.

Inundaciones en Zárate-Campana, un mes atrás.
Las obras posteriores solo fueron de carácter complementario. Los proyectos que se presentaron antes de la ejecución del plan Nyströmer, se basaron en estudios pluviométricos y en menor escala en caudales.
A partir de la conferencia sobre Desagües en la Provincia de Buenos Aires de1956, se vislumbra un enfoque integral para abordar el problema, considerando la conservación de cauces naturales, forestación de cuencas y construcción de embalses.
En esa conferencia científica se ponderó:
– La importancia de considerar las sequías e inundaciones como un mismo problema.
– La necesidad de obras de retención y no solo de drenaje.
– El papel de las grandes arboledas en el mejoramiento de las condiciones ambientales.
– La importancia de conservar los cauces naturales y respetar las lagunas existentes.
– La necesidad de un enfoque integral para abordar el problema de los desagües.

Inundaciones en Bahía Blanca, hace unos meses atrás.
En 2009, en San Vicente, por primera vez se creó la Comisión Local de Emergencia y Desastre Agropecuario, para abordar las inundaciones y sequías. El intendente Daniel Di Sabatino convocó a la creación de esta comisión para abordar el problema.
Hace semanas se produjeron lluvias inéditas, en nuestra provincia y CABA, que generaron graves inundaciones. Por caso, San Vicente tuvo barrios anegados por algunas horas.
Desde hace algunos años el gobierno Provincial y Municipal ejecutaron obras importantes en el distrito, como la canalización de todos los arroyos y el dragado de la laguna del Ojo, que así actuó como un reservorio natural de las precipitaciones, evitando y atenuando el impacto de las últimas lluvias en el casco céntrico.

Las recordadas inundacione en 2013, en la ciudad de La Plata.
La gran sequía de 2023 arruino campos y secó la Laguna del Ojo. Estos son eventos sin precedentes, que alertan sobre la necesidad de reducir el cambio climático y encarar planes de contingencia local.
Prevenir las inundaciones en San Vicente requiere el compromiso de todos, evitando arrojar residuos que obstruyan desagües, manteniendo las zanjas y canales aliviadores limpios; y avanzar en un plan integral de largo plazo, que aborde la problemática de las inundaciones y sequías, conjuntamente.
Frente a estos problemas, es necesario continuar obras hidráulicas; crear un comité de la Cuenca del Río Samborombón con los municipios vecinos; aumentar la capacidad de respuesta de Bomberos y Defensa Civil; avanzar en respuestas ecológicas como arbolado o la utilización de más transporte público y electro movilidad, para contribuir reducción de emisiones de gases. Son alternativas para convertir a San Vicente en un municipio más habitable y verde.