Si hiciéramos una encuesta entre los vecinos de la región sobre las mejoras que les gustaría recibir, seguramente el tema seguridad estaría en el primer lugar. Sin embargo hay otros ítems importantes como la recolección de residuos, la limpieza de las calles y los ruidos molestos.
Si recorremos las redes sociales, son muchos los internautas que se quejan por la actitud de vecinos maleducados que escuchan música a alto volumen en cualquier momento del día. También hay gran cantidad de personas que le reclaman al Municipio controles intensos sobre las motos con escapes libres que asolan las ciudades de la región.
Haciendo un relevamiento, sobre todo nocturno, podemos observar (y escuchar, sobre todo), que la gran cantidad de ruidos y explosiones emanan de las motos de los delíverys de las casas de comidas, que más allá de contratar personas idóneas y con sus vehículos en regla, ponen a repartir a verdaderos mamarrachos irrespetuosos, que no hacen otra cosa que dar una mala imagen del comercio.
Tal vez podrán aducir que a estos jóvenes que contratan les pagan salarios míseros en comparación con otros que tengan todos sus papeles en orden, pero con esa afirmación también están reconociendo que a esos trabajadores informales no les pagan las cargas sociales.
Automovilistas se quejan porque las luces de un country los encandila de noche.
Lo que hay que tener en cuenta es que esos jóvenes están manejando un vehículo motor, que para salir a la calle debería cumplir con las normas vigentes como luces, espejos, chapa de dominio visible, título, seguro, conductor con casco, con un caño de escape estándar y un habitáculo para transportar la comida en forma higiénica.
Una solución
Una solución a este problema sería que los municipios abran un registro de repartidores, donde se identifique a la persona que va a realizar el trabajo, se les inspeccione la moto y se le dé una oblea cuando el vehículo está en condiciones de trabajar.
También habría que hacer inspecciones a los comercios de los rubros que utilicen delíverys y obligarlos a que contraten gente idónea y con las motos en regla, con el riesgo de ser sancionados en el caso de no cumplir.
Los remiseros tienen que tener un registro profesional y los autos tendrían que cumplir con ciertas exigencias para poder trabajar. En este caso también se hace imperioso atacar el problema de raíz para, al menos, tratar de solucionar esta situación que pone mal a tanta gente.
Y recordemos que, si las explosiones de los fuegos de artificio afectan a una gran cantidad de personas (como ancianos, bebés, autistas, entre muchos otros), los ruidos que emiten las motos con escapes libres, también.