San Vicente | El actual estado de la avenida Rivadavia, entre la Ruta Provincial 58 y la calle Aristóbulo del Valle, es calamitoso, con grandes baches que ya hicieron meya en varios vehículos y que amenazan en provocar algún accidente. La traza construida durante la gestión de Daniel Di Sabatino no recibió ningún mantenimiento durante la gestión Gómez.
La particularidad de este acceso es que una parte (entre Ruta 58 y calle Capdevilla) es de jurisdicción de Presidente Perón, en tanto que entre Capdevilla y Del Valle pertenece a San Vicente. Otro echo sobresaliente es que ninguno de los gobiernos mencionados, incluido el de Nicolás Mantegazza, han controlado el paso de grandes camiones con carga completa, que es el principal motivo para que esta avenida hoy luzca así.
El tramo peronense de Rivadavia todavía es recuperable con un bacheo simple, pero el tramo sanvicentino es un verdadero desastre, con baches que ocupan toda la calzada, obligando a los conductores a cruzarse de mano para preservar el buen estado de sus vehículos.
El sector que reviste mayor peligro es que se encuentra a lo largo del barrio Fronteras. Allí hay verdaderos cráteres que ponen en peligro la vida de quienes transitan. Algunos de esos baches necesitan compactación de suelo y el bacheo con asfalto flexible.
Sabemos que la gestión anterior dejó las cuentas en un rojo intenso, con deudas que superan los 50 millones de pesos, pero se hace imperioso reparar esta avenida, el acceso más importante utilizado por los sanvicentinos que van y regresan desde la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o del Conurbano Sur.
Y esta reparación tiene que venir de la mano con un estricto control de tránsito, multando a los camioneros que provocan el hundimiento del asfalto. En el límite con Presidente Perón existe una garita policial que muchos nos preguntamos para que existe, si sus ocupantes ven pasar a vehículos que violan las normativas vigentes y miran para el otro lado. Le pedimos a la Secretaría de Seguridad que deje de dormir la siesta y se ponga a trabajar.