Río Cuarto .: La mala suerte abandonó el box 155. Este fin de semana, el piloto sanvicentino Gastón Iansa tuvo una excelente actuación en el autódromo cordobés de Río Cuarto, donde si bien no pudo demostrar todas sus cualidades de manejo, la providencia estuvo de su lado y terminó en el tercer escalón del podio de la Clase 2 del Turismo Nacional (TN). Había logrado la pole position en la clasificación, terminó tercero en su serie, largó octavo y finalizó tercero.
El “Misil” tuvo su “gran fin de semana” desde que milita en el TN: el viernes logró el mejor tiempo para largar la serie del sábado desde el primer cajón, pero un toque lo relegó al tercer lugar, por lo que el domingo partió desde el octavo lugar de la gran final.
Con Ever Franetovich como líder de la competencia, Gastón comenzó a escalar puestos. Maximiliano Bestani, que marchaba quinto, se pasó en una de las curvas y el sanvicentino subió al séptimo. Luego, vendría el despiste de Christian Bodrato Mionetto (que también fue penalizado por ubicarse mal en la largada), que ponía al “Misil” en el sexto.
En la octava vuelta, Esteban Cístola pasaba a Franetovich, pero a los pocos metros le reventó el motor y Gastón se ponía quinto; mientras que en la vuelta 15, el sanvicentino superó al chaqueño Damián Kirstein y ya estaba a un tiro de subir al podio. Sin embargo, la carrera expiró y Gastón no pudo superar a Joel Borgobello.
Todos nos sorprendimos cuando las imágenes de la TV Pública mostraban la zona de premiación y allí aparecía estacionado el Ford Fiesta Kinetic 155. ¿Qué pasó? Borgobello había sido sancionado por el comisariato deportivo por una maniobra dudosa que involucraba también a Bodrato Mionetto y de esta manera, junto a su mamá Leticia, Gastón Subió al podio.
Lo que quedará como una de las anécdotas históricas del TN es la situación que le tocó sufrir al piloto del DG Motorsport: cuando comenzaba la vuelta 9, Cístola tomaba la punta de la carrera, pero a los pocos metros estalló –literalmente- el motor del Renault Clio 69. Una parte de la planta impulsora (aparentemente una biela) voló y se clavó en el parabrisas de Gastón, que finalizó la carrera con el intruso incrustado en el vidrio, lo que le valió el apodo de “El biela” Iansa.
En Rosario, Gastón ya había dado muestras de una mejora en su rendimiento y, este fin de semana, terminó de demostrar que va “in crescendo”. Si bien no está para pelear el campeonato, este impulso servirá para tratar de finalizar el año con las pilas bien cargadas.