La droga conocida como “pepa” es el ácido lisérgico (LSD), que produce y provoca efectos psicológicos y psiquiátricos. Se trata de una sustancia realizada por laboratorios químicos y clandestinos a partir de un tipo de hongo. Su consumo excesivo puede derivar en desordenes psicológicos y en la necesidad de un tratamiento a través de un especialista.
El consumo de pepa tiene síntomas físicos como dilatación de las pupilas, el aumento de la temperatura corporal, frecuencia cardíaca, presión arterial y sudoración, inapetencia sexual, insomnio, sequedad en la boca y temblores.
Sin embargo, sus efectos psicológicos son aún más graves, lo que se conoce con el nombre de “viaje”. Comienzan a aparecer dentro de los primeros 30 y 90 minutos de la ingesta, tienen una duración entre 7 y 12 horas, y se caracterizan por ser imágenes visuales y auditivas distorsionadas, ansiedad, angustia extrema y psicosis.
Algunos pacientes también manifestaron padecer alucinaciones, desconexión de la realidad y pérdida del control emocional, lo que les generó pánico, terrores y trastornos severos en la percepción, efectos que pueden experimentarse aún algunas semanas o meses después de su último consumo.
Otra realidad es en aquellas personas con predisposición a sufrir algún tipo de trastorno psicológico o psiquiátrico, ya que el consumo de pepa puede desencadenar ese trastorno en forma temporal o crónica.
Eso sucede con una persona con tendencia a desórdenes en su vida diaria y que consume esta sustancia, por lo que tiene un alto riesgo de tener consecuencias indeseables y padecer un tipo de desorden psicológico. En ese caso, la consulta con un especialista se hace absolutamente necesaria.